IMPACTO Y ADAPTACIÓN A LOS CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y EL FUTURO DEL TRABAJO EN ARGENTINA

IMPACTO Y ADAPTACIÓN A LOS CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y EL FUTURO DEL TRABAJO EN ARGENTINA

IMPACTO Y ADAPTACIÓN A LOS CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y EL FUTURO DEL TRABAJO EN ARGENTINA

Introducción 

En un mundo cada vez más competitivo y globalizado, donde las grandes potencias obtienen cada vez más ventajas por sobre aquellos países en vías de desarrollo y en donde las tecnologías van hacia una sustitución de las fuerzas laborales menos profesionalizadas es importante generar políticas y estrategias que lleven a una maximización de las capacidades de adaptación y resiliencia de la población en los mercados laborales. 

El ritmo vertiginoso en el que la tecnología ha avanzado en las últimas dos décadas y el futuro impacto que puede generar un mundo post-Covid ha supuesto una aceleración en los cambios y en las demandas propias de los mercados laborales. Estos cambios no solo tendrán un impacto económico tanto global como local sino también afectarán a aquellos países que no tengan estrategias acordes para adaptarse a las nuevas variantes de cambio.

Los próximos diez años serán claves para el estudio y la adecuación de políticas, objetivos y estrategias a largo plazo que le permitan a la Argentina adecuarse a los cambios tecnológicos, de modo tal que el país esté preparado para las nuevas tendencias que indefectiblemente impactarán en las variables económicas y demográficas. De forma tal que las variables económicas y los cambios demográficos no se vean afectados de forma directa. 

Contexto

El desarrollo cada vez mayor del llamado Internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial y la robótica avanzada ha traído consigo una automatización y digitalización tanto en la industria como en el mercado de los servicios, aunque en esta última en menor medida.

Esta cuarta revolución industrial supone un nuevo paradigma en cuanto al desarrollo de las fuerzas laborales puesto que significa un cambio fundamental de la mano de obra.

Poco a poco la tecnología ha ido abarcando cada vez más el día a día de las empresas y con esto reforzando la necesidad de las empresas de sobrevivir en un entorno cada vez más tecnologizado y a la vez más competitivo. La necesidad de tecnologizar y automatizar los distintos sectores productivos para lograr mayor eficacia y productividad está llevando a las empresas a una búsqueda constante de perfiles de mano de obra cada vez más cualificados en contraposición de aquellos empleos que requieren de fuerzas de trabajo menos profesionalizadas. De hecho, según el informe Talent Trends Report 2019 de la consultora Randstad, se calcula que el 85 por ciento de los empleos que habrá para el año 2030 aún no han sido inventados.

Esta revolución digital y tecnológica está estimulando nuevas formas de producción y modificando las mismas estructuras productivas, provocando cambios tanto a nivel global como local, a la vez que modifican los mercados laborales desde la raíz ya sea a nivel de empleo como de salarios y en la capacidad ocupacional de los distintos trabajos.

Frente a estas particularidades es importante entender los efectos tanto negativos como positivos que estas innovaciones tendrán en el entramado social y laboral de la Argentina a lo largo de la próxima década y más allá teniendo en cuenta el contexto local.

Algunos autores como Nubler (2016) sostienen que este nuevo ecosistema digital que ya viene siendo impulsado desde finales del siglo XX ha tenido como epicentro las Tecnologías de la Información y Comunicación puede generar un sismo en las estructuras tanto demográficas como económicas puesto que se trata de una desviación crítica de los patrones históricos del cambio tecno-económico y la rapidez en que estos influyen en la forma de organización tanto de la producción como el consumo de bienes y servicios. 

Por otro lado, varios autores (Romer, 1986 y Lucas 1988) creen que estos cambios pueden traer consigo una ventana de oportunidad para la creación de nuevas ofertas de trabajo en los países menos desarrollados.

A diferencia de las anteriores revoluciones industriales como las que permitieron una automatización de la industria automotriz y manufacturera, que afectaba en gran medida al asalariado menos remunerado, este cambio tiene la capacidad de afectar a aquellos empleos de bien remunerados o más profesionalizados como así también a aquellos que requieren de tareas más manuales. Para Rodríguez (2017) hay tres factores estructurales que explican estos fenómenos. El primero tiene que ver con el envejecimiento cada vez mayor de la población tanto en países más desarrollados como en países emergentes. El segundo tiene que ver con la fragmentación propia de los procesos productivos incentivados por la globalización y que requieren cada vez de mayores bienes y servicios intermedios para la producción global de suministros. Y, por último, pero no menos importante, tiene que ver como el incremento exponencial y el salto abismal que ha habido en los últimos años con respecto a la computación ya sea en el almacenamiento (Big Data) como en el procesamiento de datos.

La realidad es que estas nuevas tecnologías están cambiando para siempre los modelos de trabajo y a raíz de eso también las demandas en los diferentes empleos. Estamos viendo nuevas formas de empleo impensadas hace poco más de una década gracias al uso de nuevas tecnologías y con ello surgen ciertos interrogantes sobre la adaptabilidad de los trabajadores y como las economías en vías de desarrollo acompañaran estos cambios mediante la implementación de políticas que promuevan el desarrollo sustentable de nuevas formas de empleo y el desarrollo educativo en las nuevas generaciones.

Cuarta Revolución Industrial: del proceso productivo al Big Data

No son pocos los analistas y autores que sostienen que la adopción de la tecnología digital en el ámbito de la industria ha generado un punto de inflexión tal que es necesario abordar los nuevos procesos productivos como un cisma en el mercado laboral.

Esta revolución, también llamada Industria 4.0 se basa en la adopción progresiva de las nuevas tecnologías con el fin de automatizar de forma casi completa los procesos productivos de manufactura. No solo hablamos de la robótica avanzada, que ya se viene utilizando desde la década de los 70 con el modelo de producción industrial impulsado por Toyota (toyotismo) sino por el uso de una fabricación aditiva basada en la robótica, las herramientas de planificación de la producción, inteligencia artificial, realidad virtual, gamificación, simulación de procesos, IoT, las Tecnologías Facilitadoras Esenciales (KETs) y por supuesto, el Big Data.

Esta nueva forma de industrialización híper e interconectada propone integrar el aspecto físico de la producción con lo virtual donde las máquinas y fabricantes compartirán la información de los procesos y la cadena de suministros permitiendo una automatización y autoconfiguración de las mecánicas manufactureras gracias a las virtudes de la inteligencia artificial.

Este salto representa un cambio de paradigma y también la necesidad de disponer de sistemas e infraestructura capaz de gestionar todo un tráfico de información, así como también de sistemas y servicios completamente nuevos.

Con el surgimiento del fenómeno de la Big Data, es decir el procesamiento masivo de datos para aplicaciones informáticas complejas, sumado a la denominada “nube” permite resguardar y procesar datos de forma remota permitiendo ampliar la fragmentación de las fuerzas productivas y con ello generar cambios en el ambiente productivo. Esto ayuda a controlar en su totalidad el proceso industrial como así también el de comercialización. A su vez ayuda a mejorar la eficiencia y abarata los costos en la producción puesto que las empresas pueden mejorar los procesos de localización de la producción y así ubicarse en lugares con mano de obra más barata.

Esto ha sido lo que se considera un game changer en cuanto a la manera que emergen nuevas formas en la denominada cadena de valores modificando de manera sustancial el proceso de producción, así como también el mercado laboral puesto que surge la necesidad de acomodar la fuerza de trabajo a ciertas áreas más profesionalizadas frente a las de menor bagaje técnico.

Los efectos de estas nuevas tecnologías no solo influyen en el ámbito laboral per se, sino que también tienen su influencia en los flujos migratorios. Esto se debe a 2 factores. Por un lado, aquellos trabajadores menos cualificados, que solo realizan tareas manuales o rutinarias son desplazados por la tecnología generando una migración hacia países donde pueden llegar a obtener nuevas posibilidades de ingresar en el mercado laboral. Y por otro lado, los trabajadores más calificados, que desempeñan tareas menos rutinarias y más profesionalizadas suelen tener más oportunidades de emigrar a países más desarrollados donde este tipo de trabajo es muy demandado. 

Por otro lado, y tal como se ha visto debido a la pandemia del COVID-19, gracias a las nuevas tecnologías, se ha acelerado el uso del trabajo remoto, es decir, poder trabajar remotamente para empresas ubicadas a kilómetros del hogar, inclusive en otro país o continente. Esto provoca que una parte de la masa laboral con trabajos más calificados no tenga la necesidad de emigrar hacia otros mercados.

Con el avance cada vez mayor de la inteligencia artificial, que permite realizar procesos cada vez más avanzados de manera íntegramente automática, procesando información a partir de reglas y comportamientos, es posible generar, diagnosticar y decidir la acción más apropiada ante planteos de determinadas situaciones imitando y emulando ciertos procesos cognitivos del comportamiento humano. Aunque la IA aún está en una etapa primaria, es posible que con el avance cada vez mayor y a gran escala puedan sustituir grandes áreas del mercado laboral como son el análisis de datos y la manera en que se comercializan bienes y servicios. 

Países tales como Alemania han sido precursores en generar estrategias y políticas en pos de avanzar hacia esta nueva revolución industrial. Han apostado a adaptar el tejido industrial y preparar la transformación hacia la industria digital. Los sistemas de fabricación modernos están conectados de manera vertical permitiendo gestionar el proceso de negocio en tiempo real y a la vez, supeditarse a las redes de información sin ningún tipo de intermediario. Este proceso también se ha encontrado con ciertos problemas para implementarlo puesto que requieren un entramado ingeniero mucho más sofisticado puesto que necesita de una estandarización y organización del trabajo, así como la disponibilidad de los productos. Otros países que están también acelerando su proceso interno de industrialización son Estados Unidos, China, Japón y Francia por nombrar algunos.

Efectos sobre la ocupación y el empleo

Este proceso ascendente del poder tecnológico por sobre el factor humano nos lleva a pensar sobre los efectos en la ocupación y el empleo. Algunos autores como Romer (1986) creen que la evolución tecnológica representa un desafío debido a la heterogeneidad propia de los países y por tanto dependerá del grado de avanzada en que se encuentre su sistema tecnológico para no verse afectado en el aspecto económico. 

En otras palabras, los países en vías de desarrollo tendrán limitaciones a la hora de desarrollar nuevos tipos de tecnologías debido a varios factores entre los que se encuentran los elevados costos para generar flujos de inversiones, adquisición de conocimientos científicos y técnicos que les permita competir con aquellos países más desarrollados y también invertir en los procesos de prueba y error. Además, a esto hay que sumarle las externalidades propias de cada territorio, así como también los ciclos de vida propios de las tecnologías que agregan nuevas barreras de entrada que pueden limitar el desarrollo tecnológico.

Acemoglu (2011) explica que aquellas tareas rutinarias y de poco impacto pueden ser fácilmente modificadas y sustituidas por la tecnología. Así plantea que aquellos trabajos que requieren menores habilidades cognitivas son claves para entender el futuro de la transformación industrial que se está viviendo. Tendrá que tenerse en cuenta los distintos sectores que afectará este cambio en los hábitos del mercado laboral pero lo que no parece estar en discusión es cómo el poder de las computadoras va adquiriendo cada vez más protagonismo reemplazando cada vez más la ocupación de algunos trabajadores (Brynjolfsson y McAfee, 2014).

Sin embargo, a lo largo de las distintas revoluciones industriales y frente al avance de la tecnología, las economías, tanto globales como locales se han ido adaptando a la demanda imperante de sus tiempos. Varios autores creen que será de vital importancia el papel que juegue el mercado de bienes y servicios a la hora de generar empleo hacia aquellos que migren del trabajo mecánico.

Para el Banco Mundial (2016), dos tercios de la totalidad de los trabajos empleados hoy en día son susceptibles a los cambios tecnológicos, por lo que es esperable que puedan ser sustituidos y automatizados. Esto no significa que no haya una ventana de posibilidad. Autores como Apella y Zunino (2017) prevén que estos cambios pueden generar una mejora en los niveles de bienestar de la población e inclusive disminuir la desigualdad siempre y cuando los organismos de poder establezcan estrategias, políticas públicas y reformas institucionales que permitan conjurar la tecnología con la educación para estimular una mejor en las aptitudes de las nuevas generaciones.

Frey y Osborne (2013) teorizan que, en Estados Unidos, alrededor del 47% de los empleos tienen una alta posibilidad de ser sustituidos, mientras que sólo un 33% tienen una baja probabilidad de serlo. Los autores centran su atención en dos visiones del cambio tecnológico. Por un lado, se tiene en cuenta la automatización de las tareas y la inteligencia digital, y por el otro la robótica móvil. En este sentido advierten que los servicios domésticos, las ventas, la construcción, la industria manufacturera, el transporte y la administración serán los sectores económicos más afectados por el cambio tecnológico, aunque sí es cierto que el cambio más profundo será intersectorial. Esto es, dentro de la misma ocupación la sustitución será desigual dependiendo las tareas asignadas.

Otro factor a tener en cuenta es el letargo tecnológico que permitiría que la sustitución de fuerzas de trabajo sea paulatina y a largo plazo puesto que la adopción de nuevas tecnologías también supone un costo a corto plazo que puede no ser rentable en el futuro cercano.

Un dato no menor está relacionado con la polarización de las fuerzas laborales. Se está viendo un fenómeno tanto en países desarrollados con lo que está en vía de serlo, y tiene que ver con el aumento del empleo en áreas más calificadas, pero a su vez, crece la proporción de puestos de trabajo poco calificados, generando una tendencia polarizadora (Banco Mundial, 2016). En este sentido los empleos que requieren fuerzas medias se han ido reduciendo cada vez más.

En este sentido, las computadoras no son lo suficientemente inteligentes para sustituir aquellos trabajos que requieren de actividades cognitivas complejas y no rutinarias.

Uno de los problemas que enfrentan los países menos desarrollados como Argentina tiene que ver con el trabajo informal. Con respecto a esto, el cambio tecnológico en el sector productivo ha generado cambios en este contexto puesto que muchas veces se busca una mayor flexibilidad laboral los cuales modifican la duración de la jornada laboral, así como también generar inestabilidad en los puestos de trabajo y contratación (OIT, 2018).

Ante esta situación la OIT prevé que aquellos enmarcados dentro del empleo informal corren mayor riesgo de ser excluidos puesto que su situación laboral no está contemplada ni protegida. Por lo que propone que las sociedades y los gobiernos deban adecuarse de manera rápida al impacto que tendrán estas nuevas tendencias.

Argentina y el futuro del trabajo

En relación a nuestro país, la consultora Accenture realizó un estudio sobre las transformaciones del escenario laboral de 2015 a 2030, enfocándose en las implicancias que tendrá la disrupción tecnológica en las oportunidades laborales. Sobre su metodología, se analizaron ocho tipos de habilidades características (liderazgo, coordinación, inteligencia social, creatividad, habilidad analítica, percepción sensorial y habilidades transaccionales, de reparación y de fuerza manual) y se llevó a cabo una encuesta para averiguar el grado de automatización que tendrán los empleos (OIT, 2018).

De esta manera, los resultados se presentaron en dos escenarios simulados. En el primero, se supuso una competencia entre trabajadores y tecnología para conseguir lugares en el mercado y en el segundo, los trabajadores se encuentran adaptados a los cambios tecnológicos, siendo sus actividades relacionadas a ello. Se estimó que en el sector privado se crearán un 36% de empleos relacionados a la tecnología (especialmente en los campos de matemáticas, ingeniería, ciencia y tecnología), mientras que un 37% podrán ser automatizados por completo, prescindiendo de los trabajadores. De esta forma, el impacto del cambio tecnológico requerirá de la transformación de muchas labores que actualmente conforman una misma ocupación. Paralelamente, el estudio agregó que podría hacer un mayor número de mujeres en trabajos relacionados con la era digital, destacando que el cambio tecnológico podría promover la equidad de género (OIT, 2018).

Diversos estudios advierten que los modelos evolutivos enfatizan en el cambio tecnológico “como motor del cambio estructural y como fuente de especialización internacional”. Las economías que son capaces de adaptarse a estos cambios a su vez transforman su estructura sectorial, con efectos a corto plazo en las ocupaciones y en el empleo (OIT, 2018).

Mariela Molina, Natalia Benítez y Christoph Ernst (OIT, 2018) abordan el posible impacto del cambio tecnológico en las dinámicas de ocupación y empleo dentro del tejido industrial argentino, proyectando tendencias a corto plazo, tomando como referencia la Encuesta Nacional de Dinámica del Empleo y la Innovación publicada en 2015 por los ministerios de Trabajo y de Ciencia y Tecnología. Se analizaron específicamente las dinámicas de creación, destrucción y reconversión de empleo, así como el comportamiento innovador (es decir, que hayan realizado actividades de I+D, transferencia tecnológica, adquisición de maquinaria y equipos, entre otros), entre 2010 y 2012 de unas 3600 empresas nacionales, y los impactos que han tenido las innovaciones en el empleo en cuanto a los requerimientos de calificación de los trabajadores y las estrategias adoptadas por las empresas.

Entre sus resultados y conclusiones, resaltan en primer lugar que el cambio tecnológico “resulta disruptivo” para la estructura ocupacional de la industria argentina. En segundo lugar, la dinámica a corto plazo es positiva para los sectores que realizan innovaciones, creciendo el empleo en las empresas que emprenden estas actividades. En línea con esto, se observó que el empleo creció en las empresas que hicieron innovaciones y/o reconvirtieron su estructura ocupacional; viéndose afectado el empleo en aquellas empresas que no innovaron. En tercer lugar, los empleos que requieren mayor calificación operativa son los que más aumentaron en contra de los puestos no calificados, apoyando las hipótesis existentes de las tendencias en los cambios ocupacionales, aunque en nuestro país todavía el segundo grupo posee una participación mayoritaria en las ocupaciones laborales. Las ocupaciones que resultan beneficiadas son aquellas desempeñadas por científicos, intelectuales y técnicos profesionales de nivel medio, destacando que los trabajadores con mayores niveles cognitivos tienen más oportunidades de ocupar puestos laborales; aunque aún persiste un buen número de operarios de instalaciones y maquinarias con niveles cognitivos medio-bajo. Los empleos perjudicados corresponden a ocupaciones elementales y de actividades primarias (como la agrícola), de bajo nivel cognitivo, que sufren más reemplazos por automatización ante los avances tecnológicos. Por último, considerando los sectores productivos, aquellos vinculados con ingeniería y automotriz (que emplean profesionales científicos) son los que lideran la creación de empleo, seguidos por aquellos sectores de mano de obra intensiva, que han destruido viejos empleos reemplazándolos por nuevas ocupaciones; los sectores más perjudicados con las dinámicas ocupacionales futuras son aquellos vinculados a la explotación de recursos naturales (OIT, 2018).

BIBLIOGRAFÍA

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●     Acemoglu, Daron y Autor, David (2011). Skills, Tasks and Technologies: Implications for Employment and Earnings. Handbook of Labor Economics, Vol. 4, Amsterdam Elsevier. Recuperado de: https://economics.mit.edu/files/7006 

●     Apella, Ignacio y Zunino, Gonzalo (2017). Cambio tecnológico y el mercado de trabajo en Argentina y Uruguay. Un análisis desde la perspectiva de tareas. Banco Mundial. Recuperado de: https://documents1.worldbank.org/curated/en/940501496692186828/pdf/115685-NWP-SPANISH-P161571-ApellaZuninoCambiotecnologico.pdf

●     Banco Mundial (2016). Informe sobre el Desarrollo Mundial 2016: Dividendos Digitales. Panorama General. Washington D.C., Banco Mundial. Recuperado de: https://documents1.worldbank.org/curated/en/658821468186546535/pdf/102724-WDR-WDR2016Overview-SPANISH-WebResBox-394840B-OUO-9.pdf

●     Brynjolfsson, Erik y McAfee, Andrew (2011). Race Against the Machines: How the Digital Revolution is Accelerating Innovation, Driving Productivity, and Irreversibly Transforming Employment and the Economy. Boston, Digital Frontier Press. Recuperado de:   http://b1ca250e5ed661ccf2f1-da4c182123f5956a3d22aa43eb816232.r10.cf1.rackcdn.com/contentItem-5422867-40675649-ew37tmdujwhnj-or.pdf

●     CIC Consulting Informatica (16 de enero de 2017). Industria 4.0, la cuarta revolución industrial y la inteligencia operacional. Recuperado de: https://www.cic.es/industria-40-revolucion-industrial/

●     Frey, Carl y Osborne, Michael (2013). The Future of Employment: How Susceptible are Jobs to Computerization? Oxford University. Recuperado de: https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/academic/The_Future_of_Employment.pdf

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●     Molina, Mariela; Benítez, Natalia y Ernst, Christoph (OIT, 2018). Cambios tecnológicos y laborales. Sus implicancias en el mercado de trabajo de Argentina. Organización Internacional del Trabajo (OIT). Recuperado de:   https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/—ilo-buenos_aires/documents/publication/wcms_635947.pdf  

●     Nübler, Irmgard (2016). New technologies: a jobless future or golden age of job creation? Ginebra, ILO, Research Department, Nota informativa N° 3. Recuperado de: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—inst/documents/publication/wcms_544189.pdf

●     Randstad (2019). 2019 Talent Trends Report. Recuperado de: https://content.randstadsourceright.com/hubfs/Global%20campaign/TTR/2019/report/Randstad-Sourceright-2019-Talent-Trends-Report-190118.pdf 

●     Rodríguez, Juan Manuel (2017). Transformaciones tecnológicas, su impacto en el mercado de trabajo y retos para las políticas del mercado de trabajo. CEPAL. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/42612/S1700870_es.pdf?sequence=1&isAllowed=y●     Romer, Paul M. (1986). Increasing Returns and Long Run Growth. Journal of Political Economy, Nº 94. Recuperado de: https://www.jstor.org/stable/1833190