INCIDENCIA Y GESTIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Incidencia y gestión del cambio climático en Argentina – Agustina Eugenia Castro
En base a lo analizado en el trabajo anterior sobre este primer punto temático, pudo concluirse que:
Dado que los próximos años serán cruciales y determinantes en el camino a evitar el aumento desproporcionado de la temperatura a fin de siglo (es decir, por encima de los 2 grados centígrados o, más ambiciosamente, por encima del 1,5 grado centígrado en base a los niveles preindustriales, en concordancia con el Acuerdo de París de 2015, del que Argentina forma parte), el desafío para nuestro país reside en cumplir y afianzar sus compromisos presentados en las NDC ante las COP, el IPCC y la CMNUCC, de modo tal que se aumente progresivamente la ambición climática en las propuestas y acciones argentinas y se estreche la colaboración internacional. En base a todo ello, la gestión de la crisis climática – que tiene gran incidencia en nuestro país, en diversos sectores y niveles – podría ser mejor y más realista.
Teniendo en cuenta dicha reflexión, se presenta a continuación una propuesta con líneas de acción para la posterior formulación de políticas públicas en torno a la incidencia y gestión del cambio climático en Argentina.
Título de la propuesta: Gestión ambiciosa, integral y realista del cambio climático en Argentina
Tomando como referencia los puntos de impacto vinculados concretamente al cambio climático (5), a la centralización de la información (3) y a la aceleración tecnológica y explotación de recursos (4), el objetivo de esta primera propuesta consiste en desarrollar la capacidad de idear y llevar adelante un modelo de gestión del cambio climático en nuestro país que tenga como prioridades tanto a la mitigación como a la adaptación ante tal fenómeno y que refleje la urgente necesidad de encarar cambios estructurales que hagan de la Argentina un país pionero en sostenibilidad y resiliencia climática.
En ese sentido, perseguir y/o profundizar las siguientes líneas de acción puede contribuir a lograr el objetivo planteado:
• En primer lugar, entendiendo que la crisis climática afecta a todos los países del mundo a nivel general, aunque a aquellos más vulnerables de modo desproporcionado, la colaboración internacional sincera y comprometida en materia climática debe seguir siendo prioridad para la Argentina para luchar conjuntamente contra esta crisis. Por ello, respetando los compromisos asumidos por nuestro país en diversas instancias multilaterales, para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) deben continuarse y profundizarse las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) siendo presentadas ante los organismos correspondientes en los plazos establecidos, de manera que nuestro país sea fiel a su palabra y se incentive a otros Estados a llevar adelante sus propios esfuerzos en la medida de sus posibilidades.
• En segundo lugar, en relación a lo dicho anteriormente, para presentar nuevos compromisos deben seguir llevándose a cabo las necesarias evaluaciones y revisiones internas de los anteriores compromisos tomados y sus progresos. Es decir, deben impulsarse monitoreos integrales y constantes para evaluar el cumplimiento de las políticas de adaptación y mitigación implementadas en base a los compromisos tomados por Argentina, pudiendo así evidenciar aciertos y errores antes de definir próximos pasos a seguir.
• En tercer lugar, parece imprescindible el establecimiento obligatorio de una perspectiva ambiental integral para el desarrollo y ejecución de toda política pública que se elabore en el país en sus distintos niveles: nacional, provincial y municipal. Ello va de la mano con la instalación de la agenda climática como eje trasversal a toda política de gobierno y política de Estado, pautándose así de cara al futuro y por encima de todo color político partidario de los gobiernos de turno. En ese sentido y por más desafiante que resulte, para hacer efectiva tal línea de acción también es imperante un “acuerdo nacional” en este tema, más allá de las diferencias políticas que pudieran suscitarse.
• En cuarto lugar, debe garantizarse a la ciudadanía el acceso a toda la información pertinente relacionada con la crisis climática y ecológica y su gestión por parte de las autoridades competentes, en cumplimiento con varias disposiciones legales que establecen esta obligación. Asimismo, haciendo verdaderamente pública y extensiva este tipo de información y la que se solicite, se incentiva la toma de conciencia de la situación y la participación ciudadana – de alguna manera – en la toma de decisiones respectivas. En especial, debería hacerse énfasis en la educación ambiental, profundizando sus contenidos y herramientas para aquellas personas en edad escolar, de conformidad con las leyes 24295 y 27621, entre otros instrumentos jurídicos importantes.
• En quinto lugar, debe lograrse el posicionamiento de la Argentina como país líder en energías renovables, que por supuesto son también fuente y motor de crecimiento. Dadas las grandes potencialidades de nuestro país en este sentido, deben aprovecharse los recursos naturales y condiciones climáticas beneficiosas para un desarrollo sostenible y transición energética creciente, por ejemplo, con foco en la energía solar y eólica entre otras. Para ello, es necesario crear un ambiente favorable con el objeto de atraer inversiones que potencien a nuestro país en dicho camino, tal como sucedió recientemente con la cuestión del hidrógeno verde a producirse en Río Negro.