PANDEMIA, MAR Y CAMBIO CLIMÁTICO

PANDEMIA, MAR Y CAMBIO CLIMÁTICO

PANDEMIA, MAR Y CAMBIO CLIMÁTICO

En este trabajo se abordarán tres problemáticas; y sus posibles impactos en la década que viene.

● La pandemia y el desarrollo humano

● El Mar Argentino

○ relación con Uruguay

○ disputa con China

● Cambio Climático

La pandemia y el desarrollo humano

En cuanto al nivel nacional, uno de los desafíos más grandes que enfrenta nuestro país tiene que ver con la pandemia, y los efectos que se verán en el desarrollo humano y tecnológico.

Como desarrollo humano se denomina el proceso en que una sociedad, a partir del desarrollo económico, mejora de manera integral las condiciones de vida de sus miembros. En este sentido, el desarrollo humano significa no solo que los individuos cuentan con los recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, sino también que tienen acceso a los sistemas de salud y educación, adecuados niveles de seguridad personal, plenas libertades políticas y culturales, así como la capacidad para cultivar sus intereses y desarrollar sus potencialidades productivas y creativas, entre otras cosas.

De este modo, desarrollo humano también significa calidad de vida, participación activa en las decisiones que afectan nuestro entorno, oportunidades para desarrollar al máximo nuestras capacidades y respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la vida.

El impacto conjunto de estos choques podría dar lugar a un retroceso inédito en los niveles de desarrollo humano.

Las previsiones apuntan a que la caída del desarrollo humano será mucho mayor en los países en desarrollo que cuentan con menos medios para gestionar los efectos sociales y económicos de la pandemia que otros países más ricos.

En el sector educativo, ante el cierre de las escuelas y las profundas brechas existentes en el acceso al aprendizaje online, el PNUD calcula que el 86 % de los niños y niñas de primaria se encuentran sin escolarizar en los países con un desarrollo humano bajo, comparado con el 20% en los países con un desarrollo humano muy alto. Sin embargo, con un acceso más equitativo a Internet las desigualdades actuales en materia educativa podrían disminuir.

La adopción de intervenciones decididas y enfocadas en la equidad puede impulsar la reacción de las economías y las sociedades de manera que se logren mitigar los profundos efectos de la pandemia de COVID-19.

La importancia de la equidad queda de manifiesto en el Marco de las Naciones Unidas para la respuesta socioeconómica inmediata ante la crisis de la COVID-19, que establece unos criterios de referencia básicos para una buena gobernanza ecológica y en igualdad de género. Recomiendan cinco pasos para afrontar la complejidad de la crisis:

● proteger los sistemas y servicios sanitarios;

● mejorar la protección social;

● proteger los empleos, las pequeñas y medianas empresas y los trabajadores del sector informal;

● políticas macroeconómicas que beneficien a todos;

● y promover la paz, la buena gobernanza y la confianza para reforzar la cohesión social.

El Mar Argentino; sus desafíos y disputas

Argentina tiene por delante grandes desafíos relacionados con el mar. Uno de ellos es procurar que se promulgue la ley nacional que establezca el límite exterior de nuestra plataforma continental, lo cual permitirá ejercer nuestros derechos soberanos allí establecidos.

En otro orden, la promulgación de la Ley 26.651 sobre el mapa bicontinental argentino, insta a realizar un cambio sobre la forma en que vemos nuestro país. Nuestro territorio no se limita a la figura clásica territorial sobre el continente americano, sino que se extiende sobre un amplio espacio marítimo, las islas del Atlántico Sudoccidental y se proyecta e integra con la Antártida.

Otro, es la búsqueda de consensos para arribar a la solución más inteligente que involucre la conservación de los recursos pesqueros y su explotación racional en el área adyacente a la Zona Económica Exclusiva argentina.

En el ámbito de la gestión del conocimiento, debemos seguir la creación de nuevas áreas marinas protegidas, impulsando además la investigación científica marina propia, con el objetivo de conocer nuestras aguas, para conservarlas y protegerlas, asegurando la sustentabilidad de sus recursos y la consecuente resiliencia de los océanos. En esta línea, la presencia de buques oceánicos presenta un desafío.

La mayor parte del comercio exterior de nuestro país circula por las vías marítimas y fluviales. A pesar de esto, nuestra marina mercante se encuentra muy disminuida. Aunque se requiere de inmensos esfuerzos para poder poseer una marina mercante de bandera que puedan llevar nuestros productos al resto del mundo.

En el año 2017 se promulgó la Ley 27.418 para establecer un régimen de incentivo y promoción de las construcciones navales nacionales, poco se ha avanzado en el desarrollo asociado a todo el sector de la industria naval.

Argentina debe imponerse el objetivo de volver a construir sus propios buques, para dejar de depender en gran medida de medios extranjeros. Desarrollar y potenciar nuestra industria naval, no sólo nos permitirá satisfacer los requerimientos necesarios de una flota propia, sino también recuperar progresivamente el desarrollo público y privado de un sector estratégico fundamental para contribuir a incrementar la inserción laboral e impulsar un progreso sostenido industrial y empresarial nacional. Ninguno de estos desafíos será resuelto en el corto plazo.

Relación con la República Oriental del Uruguay

La Argentina no puede controlar la pesca ilegal con buques chinos en el Atlántico Sur y eso favorece sus inversiones para que se lleven los recursos naturales, económicos y el trabajo del país. El Uruguay, por su parte, facilita las operaciones de las esas embarcaciones ilegales en sus puertos y, promueve, la radicación de capitales chinos en ese país, entendiendo, que esta República puede ofrecerle a China ser el “HUB” (Centro Regional) de entrada de sus productos y servicios a la región y su acercamiento al Mercosur.

Los pesqueros chinos vienen por nuestros recursos, que deben ser protegidos y preservados, una cooperación regional facilitaría el esfuerzo.     

Se debería poder trabajar con políticas concertadas de interés común, para poder enfrentar los grandes desafíos del comercio internacional y alcanzar el bienestar de sus pueblos y, lograr la defensa inteligente de la región, frente al sostenido avance de las grandes potencias mundiales que han transformado la invasión militar en colonización económica y financiera.

Ni Argentina ni Uruguay pueden ofrecerle el “HUB” a China; a no ser, que estén resignados a transformarse en meras colonias para la extracción de sus recursos sin valor agregado, en lugar de países industriales de productos de excelencia, de transferencia de tecnología y conocimiento, en ambientes sostenibles y seguros.

Los desequilibrios de la región tienen que ver con la falta de acuerdo entre ambos países sobre el uso de las aguas comunes; la utilización de los puertos y el diseño de los canales de navegación; el comercio común marítimo y fluvial; el aprovechamiento de los recursos pesqueros en la Zona Común que ambos países acordaron en 1973; la exportación de productos de calidad certificada rioplatense; el intercambio de bienes y servicios; el combate de la pesca ilegal china, española, coreana, taiwanesa y británica en el Atlántico Sur, en Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

Desafíos para promover a futuro la cooperación con Uruguay, y el cuidado de la pesca y la Zona Común:

● Consolidar una unión indisoluble de vecinos con una historia y cultura común

● Actuar en forma sinérgica en las cuestiones económicas y geopolíticas, de cara al mundo, de ocupación del Atlántico Sudoccidental, de tránsito al Pacífico y vínculo antártico

● Combatir la pesca ilegal en sus mares.    

● Cuidar las ZEE, en su explotación, el transporte, la tecnología, el desarrollo portuario y general;

● Evitar las prácticas ilegales realizadas por los chinos; explotación irracional y sin control; la depredación; el descarte de especies; la captura de juveniles.

● Protección del ecosistema de ambos países en cuestión.

Disputa con China por la pesca ilegal

Financiamiento chino en Argentina:

● la base espacial de Neuquén manejada por el Ejército Popular de China;

● la construcción de un observatorio lunar en San Juan,

● el desarrollo de un polo logístico en Tierra del Fuego

● las eventuales obras de dragado en la Hidrovía de 1.300 kilómetros que transportan el 80% de las exportaciones de granos de la Argentina.

Los intereses chinos en Argentina incluyen la explotación de minas de oro, hierro, cobre y litio; parques eólicos y solares, gasoductos, líneas de alta tensión y de fibra óptica; ferrocarriles, hidrocarburos y energía nuclear. Se encuentra a punto de firmarse, un acuerdo para la instalación de granjas productoras de cerdos.

En cuanto a infraestructura, Argentina fue el destino prioritario de las inversiones chinas en Sudamérica y el Caribe de los últimos quince años. Además, actualmente se está planteando la posibilidad de que empresas chinas participen del dragado de la denominada “Hidrovía”, corredor natural de transporte fluvial a lo largo de los ríos Paraguay y Paraná que sirve al cono sur del continente, la que podría constituirse en su más significativa presencia en esas latitudes.

En relación al comercio, más de la mitad de las exportaciones argentinas corresponden a soja. En cuanto a las importaciones de China, se trata mayoritariamente de productos electrónicos, mecánicos y químicos. Obviamente Argentina representa una ínfima parte de su comercio para China.

La Hidrovía y el litio

En el primer caso, bajo el pretexto de la “soberanía nacional”, el gobierno nacional avanza con una estatización parcial de la Hidrovía Paraná-Paraguay, buscando que la Administración General de Puertos se quede con la recaudación de los peajes. Mientras tanto, fue prorrogada de manera precaria la concesión actual, vencida en abril. La empresa china Shanghái Dredging Company tenía serias intenciones de participar de la nueva licitación, pero muy difícil que lo haga en estas nuevas condiciones.

Por otra parte, el Instituto Patria impulsa a través de sus legisladores un proyecto de nacionalización de la industria del litio. Esto generó alarma en las provincias del NOA poseedoras de este mineral estratégico, pero también en China; con varias empresas actualmente operativas en esa región y con planes de seguir ampliando inversiones. Vinculadas no sólo a la extracción del mineral, sino también a la electromovilidad.

Para Argentina la falta de estrategia y sus tendencias intervencionistas en política económica son las principales causas de estar actualmente dañando incluso las relaciones que supuestamente se quieren preservar y acrecentar, como es el caso de China.

Existen sin embargo algunos focos habituales de litigio. El principal, el correspondiente a la actividad de los pesqueros chinos en la Zona Económica Exclusiva argentina (ZEE).

Impacto del cambio climático en el país

En las últimas décadas, y de forma cotidiana, uno de los ejes centrales de la discusión pública, en especial a nivel internacional, fue el de la sustentabilidad. La idea central del desarrollo sustentable es que las decisiones actuales no deben afectar la posibilidad de mantener o mejorar la calidad de vida de las próximas generaciones. El eje está puesto en la salud de los ecosistemas y en el uso de recursos naturales y, a nivel social, existe un consenso general, es necesario generar políticas públicas que promuevan un desarrollo sustentable.

El problema, y el desafío, es que este consenso se contradice con una realidad que muestra un progresivo y sostenido deterioro de la esfera ambiental.

Los mayores desafíos a los que debemos hacer frente;

● En primer lugar, a las consecuencias de actividades extractivas. Podemos incluir ejemplos relacionados con la explotación minera, los monocultivos y la explotación desmedida del suelo y la pesca a gran escala.

● En segundo lugar, se agrupan las problemáticas derivadas de la actividad económica típicamente industrial y de la aglomeración urbana.

● En tercer lugar, el cambio climático, uno de los grandes desafíos globales de nuestro siglo.

Estos tres grupos de amenazas obligan a pensar en esfuerzos coordinados y acciones integrales a la hora de pensar soluciones efectivas, tanto desde la sociedad civil como desde el Estado.