¿SI NO ES CON EUROPA CON QUIÉN? ¿SI NO ES AHORA CUÁNDO?

¿SI NO ES CON EUROPA CON QUIÉN? ¿SI NO ES AHORA CUÁNDO?

¿SI NO ES CON EUROPA CON QUIÉN? ¿SI NO ES AHORA CUÁNDO?

En el escenario internacional cada vez más incierto en que vivimos, los desafíos son inmensos. Pero los mayores de ellos son la parálisis, el inmovilismo, y la falta de alternativas. El acuerdo Mercosur-UE puede ofrecer anticuerpos contra esto

Por Norberto Pontiroli

En innumerables decisiones de la vida cotidiana, nuestras percepciones en un abrir y cerrar de ojos son tan valiosas como aquellas que nos toman meses de análisis racional. La habilidad para identificar y/o suprimir información irrelevante, en esta era de comunicación masiva, es un superpoder. Algo así plantea Malcolm Gladwell en su libro Inteligencia Intuitiva: “a la hora de tomar buenas decisiones, la frugalidad es importante”. Pensemos entonces, rápida y frugalmente, sobre las perspectivas negociadoras del Mercosur en el corto plazo y preguntémonos con franqueza: ¿Si no es con Europa con quién? ¿Si no es ahora cuándo?

Durante el segundo semestre del 2020 se abre una gran ventana de oportunidad para el Acuerdo Mercosur-Unión Europea. Puesta en perspectiva histórica, se trata de una negociación ininterrumpida, aunque no exenta de altibajos, en la que nuestra democracia lleva invertido un cuarto de siglo. Colocada en su contexto actual, contará con el impulso de la gravitante presidencia pro témpore de Alemania, que junto con Uruguay, que ocupa la PPT del Mercosur, buscará culminar la revisión legal y traducción, para avanzar en la firma, y finalmente en el proceso de debate parlamentario y entrada en vigencia.

La Unión Europea es el segundo mayor mercado del mundo y nuestro tercer socio comercial. Las empresas europeas tienen una presencia significativa y diversificada en el entramado productivo y el sector servicios de nuestro país y de la región. Tenemos valores en común. Compartimos un ADN, afinidades y pasiones que van desde el deporte, pasando por lo que comemos y bebemos, hasta expresiones de la cultura, la moda y el intercambio de ideas políticas, económicas y sociales. Un conjunto de intangibles muy valiosos en el nuevo contexto de los negocios internacionales.

En el Mercosur, a falta de consensos, bien podemos aventurarnos a afirmar que la negociación con la Unión Europea está entre los pocos denominadores comunes del bloque. Los gobiernos de Brasil, Paraguay y Uruguay están listos para avanzar. Y el de la Argentina, como mínimo, está listo para no obstruir un avance. Tomeito, tomato.

Por su parte, tras el ejercicio de construcción de consenso desplegado en la reciente Cumbre del Consejo Europeo y la decisión de aferrarse a una visión de “más Europa” (visión estimulada, ni más ni menos, que por un paquete sin precedentes de más de 750.000 millones de Euros), Bruselas reclama su lugar en la mesa de los adultos de la geopolítica global. Así, el Acuerdo Mercosur-UE cobra mayor relevancia. Está en nuestro interés estratégico contar con un socio like-minded para fortalecer un orden económico global basado en reglas, especialmente en el contexto de la rivalidad crecientemente tóxica entre los Estados Unidos y China.

Veamos finalmente qué dicen algunas de las últimas cifras oficiales del comercio exterior argentino. Según el INDEC, nuestras exportaciones a la Unión Europea durante los primeros cinco meses de este año, comparadas con el mismo período de 2019, cayeron 19%. Sin embargo, la caída fue notablemente mayor en las ventas externas al Mercosur (-26%), Norteamérica (-38%), Corea (-47%) y Japón (-29%).

¿Hay en aquella frugalidad estadística alguna pista útil? Es posible. Sobre todo si nos enfocamos en el potencial costo de “quedarnos afuera” del Acuerdo Mercosur-UE. Si nuestros vecinos de la región y los socios europeos deciden avanzar en la aplicación de la cláusula transitoria y la entrada en vigencia bilateral, correremos el riesgo de crear un ambiente negociador con lógica de suma cero, una analogía del “juego de la silla” cuando la melodía de las preferencias económicas pare de sonar. En estos tiempos inéditos de pandemia y recesión económica global, nada de esto está en el interés de nuestros países.

En el escenario internacional cada vez más incierto en que vivimos, los desafíos son inmensos. Pero los mayores de ellos son la parálisis, el inmovilismo, y la falta de alternativas. El Acuerdo Mercosur-UE puede ofrecer anticuerpos contra esto. Por eso es con Europa, y por eso es ahora.