TECNOLOGÍA EN EL TRABAJO

TECNOLOGÍA EN EL TRABAJO

TECNOLOGÍA EN EL TRABAJO

Impacto y adaptación a los cambios tecnológicos y el futuro del trabajo en Argentina – Sebastián Luirette Woods

Introducción 

Este trabajo tiene como objetivo presentar una serie de propuestas dentro del ámbito de los cambios tecnológicos y el futuro del trabajo en la República Argentina con el fin último de que sirva como puntapié inicial para la implementación de políticas públicas que lleven a una mejor y eficaz adaptación en el campo de la reconversión laboral de las próximas décadas.

Pautas para una reconversión laboral

Como hemos comentado en el trabajo base, “…Esta cuarta revolución industrial supone un nuevo paradigma en cuanto al desarrollo de las fuerzas laborales puesto que significa un cambio fundamental de la mano de obra.”

Esta adopción progresiva de las nuevas tecnologías con el fin de automatizar de forma casi completa los procesos productivos no solo afecta a los asalariados menos remunerados sino también a aquellos empleados medios en áreas más profesionalizadas. La dinámica a la que se enfrentan tanto el empresariado como los trabajadores y los estados es tal que plantea un desafío enorme para la adaptación de políticas en pos de una transición lo más pragmática y factible posible.

Para esto se han llevado a cabo algunas recomendaciones o líneas de acción a tener en cuenta con el propósito de adaptar al país para un eventual cambio de paradigma.

Líneas de acción:

Educación

Teniendo en cuenta que el desempleo tecnológico afectará primariamente a aquellos trabajadores con baja o media formación profesional, es imprescindible planear una educación que se inmiscuya en los nuevos cambios tecnológicos para permitir a las nuevas generaciones una mayor familiaridad con las mismas. Se deberá adecuar el sistema educativo a las necesidades tecnológicas y readaptar las habilidades de los futuros trabajadores para prepararlos en un marco netamente digital.

Es por eso que es necesaria una mayor estimulación en las llamadas disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), optimizando las habilidades y potencialidades de los estudiantes a través de un sistema educativo que haga hincapié en la creatividad y el pensamiento crítico y sistemático de modo que se estimule un aprendizaje adaptativo.

Esta nueva formación educativa deberá fundamentarse en las capacidades, conocimientos, habilidades y atributos potenciales a su vez que plantear al trabajo como el eje fundamental para la obtención de unos ingresos dignos.

Mejorar la formación digital, adoptando una estrategia en todos los niveles educativos. Ofrecer distintas competencias referidas a aptitudes y conocimientos necesarios y fundamentales para los ámbitos profesional y laboral.

La digitalización debe ser el motor principal que lleve la educación al siguiente nivel puesto que este servirá como eje central en los territorios laborales y sociales en las próximas décadas. Es por eso que se necesitan nuevas competencias cognitivas. También las técnicas, relacionadas con el ámbito profesional y laboral del trabajo. Las transversales, que cada vez cubren un mayor espectro de actuaciones y se hacen más complejas. Las relacionadas con el ámbito social, relacional e interpersonal. Las de gestionar las tecnologías y el trabajo, tanto propio como de otros, y las de emprendimiento.

Es menester seguir apostando por los contenidos digitales en la educación avanzada para minimizar los distintos riesgos a los que se enfrentarán en sus carreras laborales y en un escenario cada vez más competitivo y tecnológico.

También es importante que los futuros trabajadores entiendan y comprendan los riesgos y amenazas que estas tecnologías conllevan si no se usan con el cuidado necesario como son la pérdida de privacidad, la desinformación y manipulación de datos.

Mayor coordinación entre el sector privado y la administración pública

Una mayor sinergia entre las políticas estatales y el mercado puede servir de catalizador para la implementación de políticas públicas más eficaces y que den más valor a las demandas de los sectores empresariales y tecnológicos.

Por ejemplo, el sistema educativo tendrá más posibilidades de llevar a cabo programas pertinentes y de calidad si existiesen canales de comunicación activos y mejor sintonía entre los privados y las instituciones académicas.

Mayores incentivos fiscales

A través de beneficios fiscales y otros tipos de incentivos, es posible alentar a las empresas a invertir en una mayor cantidad de capital humano, no sólo en cuanto a la creación de nuevos empleos sino también en el aprendizaje de los nuevos trabajadores lo que llevaría a mitigar los efectos tempranos de la reconversión laboral. Esto no sólo estimularía la creación de empleos sino también permitiría acelerar la creación de trabajos digitales, así como el crecimiento salarial, reduciendo el impacto del llamado desempleo tecnológico.

Renta Básica Universal

Si bien todavía se discute los beneficios y las contraprestaciones de esta implementación no podemos dejar de considerar este tipo de rentas en caso que la automatización total o parcial del trabajo termine derivando en un aumento exponencial en el desempleo y por ende en una mayor presión sobre los salarios.

Otras recomendaciones a tener en cuenta:

Otras políticas públicas a adoptar, pueden provenir desde la digitalización enfocada a las empresas y sus trabajadores, así como a los futuros empleados y actuales desocupados. Se sugiere desarrollar políticas públicas activas en materia de empleo que estén atentas a la digitalización, contemplándose en materia de educación (en todos sus niveles y en la formación continua), de empleo en sí misma, de competencia empresarial y de seguridad social.

En primer lugar, se deben adoptar medidas a fin de promover la digitalización de las empresas, en especial las PyMEs, que requieren apoyos para adaptarse a los cambios y volverse competitivas, gracias a que la digitalización y el potencial de las TICs brindan oportunidades para reforzar la productividad.

Esto también requiere de la reestructuración interna de los puestos de trabajo y la formación de los empleadores. De allí surge otra iniciativa: promover la formación y el entrenamiento de los trabajadores en competencias necesarias para un uso competente de la tecnología. La digitalización condiciona los trabajos actuales y condicionará aún más los futuros, por lo tanto, los trabajadores deben ser los primeros en formarse en las TICs. Para garantizar oportunidades, es necesario que todos puedan adquirir las competencias necesarias, ya sea por parte de las empresas o por parte del sistema educativo u otros agentes sociales. Así mismo, se debe otorgar especial atención a aquellos grupos cuyas ocupaciones se encuentran más expuestas a la automatización o presentan mayores desafíos en su adaptación.

En materia empresarial, deberían garantizarse entornos competitivos en materia tecnológica y digital, para promover el dinamismo y las innovaciones, evitando las barreras de entradas a nuevas o pequeñas empresas.